14 septiembre 2010

Walger, Sylvina - Cristina Kirchner. De Legisladora Combativa a Presidenta Fashion (2010) Ediciones B


La historia oculta de Cristina Fernández de Kirchner, demoledora y sin concesiones, se publica este fin de semana en Argentina. La biografía, «Cristina, de legisladora combativa a presidenta fashion», de Sylvina Walger, ofrece el retrato descarnado de una mujer déspota, caprichosa, infiel, enamorada del lujo y, a los 57 años, obsesionada con su apariencia.

El libro presenta un personaje vacío de poder real que vive sometido al maltrato de un marido autoritario. A Néstor Kirchner lo retrata como un «mezquino, tacaño, vengativo, envidioso» y delator durante la dictadura (1976-83). Un hombre, también infiel, al que la ira le lleva, al menos en una ocasión, a «pegarle una trompada (puñetazo)» a la jefa del Estado por no cumplir sus órdenes.

«No los une el amor sino el dinero y algunos secretos atroces. De ese matrimonio sólo queda una fortuna para dividir», asegura Walger. Autora de «Pizza con champán», best-seller sobre el mandato de Carlos Menem, la periodista y socióloga mete el bisturí en las vísceras de la pareja más poderosa de Argentina para ofrecer un plato caliente de casquería política, peronismo, celos, frivolidad y ambiciones infinitas. «La bandera de los derechos humanos —reitera— la usan para amasar poder y dinero».

El que lleva los pantalones, el verdadero presidente es Néstor, él toma las decisiones importantes. La idea de que ambos tienen el mismo peso y forman una sociedad igualitaria es falsa», asegura Walger.

El 17 de julio de 2008, el Senado acabó con las aspiraciones de Cristina Kirchner de mantener unos impuestos al sector agropecuario. Ese día perdió la primera gran batalla. Un desatado Néstor Kirchner le pidió la dimisión. «Ella se negó, le insultó y le espetó que se marchara. El presidente paralelo —como le llama Walger— le propinó una sonora trompada. El golpe fue serio y hubo que trasladarla para que la atendieran los médicos». La escena está recogida en el libro de casi 200 páginas (Ediciones B).

La «alborotada relación matrimonial» marca una gestión «con el objetivo de quedarse 16 años». Sin embargo, la autora asegura que «están de salida». La intimidad de la familia es un tabú que queda roto en el relato. A ella le atribuye aventuras «con un senador, un banquero, un gobernador y hasta su jefe de escoltas». A él, «ser amante de María Angela Girometti», una empresaria patagónica.

Corrupción

Otro terreno prohibido por el que se mueve el libro es una palabra que «Cristina no ha pronunciado una vez desde que llegó a la Presidencia en 2007: corrupción». En la biografía están minuciosamente analizadas las intervenciones públicas de la jefa de Estado así como una lista de los vínculos de la pareja con la palabra maldita. Entre éstos, «la fortuna inocultable —8.500.000 de euros—, con 19 casas, 14 departamentos, 6 terrenos y 2 locales; la consultora Chapelco para asesorar financieramente a inversores locales y extranjeros, el destino desconocido de más de 600 millones de euros de la provincia de Santa Cruz y el descomunal enriquecimiento de sus secretarios privados».

La debilidad por las joyas y su colección de bolsos son señas de identidad de la presidenta, según Walger. «Comenzó con Vuitton y ahora son Hermes. De éstos sus preferidos son, en cocodrilo o lagarto, la Kelly bag, diseñada en honor de Grace Kelly, y la Birkin bag, en homenaje a Jane Birkin. Sólo se venden por encargo y su precio se acerca a los 40.000 euros». «Para Cristina —continúa— no hay crisis. Se cambia, por lo menos, tres veces al día y en uno solo, en la campaña 2007, llevaba encima 50.000 dólares en alhajas. Pero, ya lo había advertido entonces: para ser buena política no tengo que disfrazarme de pobre».

Estética kirchnerista aparte, la biografía sin compasión de Walger ahonda en las tinieblas de la dictadura (1976-83). Años de plomo guerrillero y metralla militar, recuerda que Néstor Kirchner estuvo detenido con un amigo apenas dos días. Breve plazo que se explicaría «porque entregaron direcciones, teléfonos, informaciones varias que desembocarían en numerosas detenciones». Historia cruda la de «Cristina, de legisladora combativa a presidenta fashion». Una frase suya la termina definiendo: «Yo no soy progre, soy peronista».

(…) único confiable que tienen los referentes machos de este país es su propia compañera. No confían en nadie si no es de su propia sangre. Este es un fenómeno muy argentino. El modelo es Perón y Evita. Antes de Perón ningún presidente tuvo a su mujer metida en la política. Es un tema de confiabilidad. ¿En quién podía confiar Perón? En Evita. Ella era la combativa y él ponía el aspecto reflexivo.

A lo cual habría que añadirle la segunda experiencia peronista. ¿En quién confiaba el Perón enfermo que regresó al país en 1973? En Isabelita, cuya preparación y experiencia políticas eran totalmente nulas, y aun así se postuló como vicepresidenta, para “heredar” el Ejecutivo cuando Perón muriera, tal como efectivamente ocurrió. La diferencia con Cristina es que Isabelita era una mujer de pocas pretensiones. Una, reencarnarse en Evita según le había prometido López Rega. Y la otra, permitirle a su “brujo” que hiciera lo que quisiera con el país y sus habitantes.

A Cristina no hay nada que le guste más que hablar y agredir al mismo tiempo, inclinación que alcanzó su clímax durante “la guerra gaucha”, como bien la definió Jorge Lanata.

Cristina se había acostumbrado a la vida en Buenos Aires y cada vez le costaba más acompañar a Kirchner a Santa Cruz. Sobre todo a los actos en el interior de la provincia, donde tenía que encontrarse con gente muy humilde para gusto, en lugares muy precarios que la ponían de mal humor.

Como diputada y senadora nacional había vivido diez años alejada de Néstor, y pese al cuento de hadas armados por ellos y sus más fieles, lo cierto es que durante largo tiempo ni se veían ni se hablaban. Gente de su entorno asegura que esa fue la época más feliz de Cristina, al menos la de mayor independencia y libertad.

Cristina es un conjunto de estampas de la vida política de Cristina Fernández de Kirchner, un relato de lo que se ve y lo que no se ve de la actual Presidenta, la mujer más polémica de la Argentina, capaz de despertar, al mismo tiempo, admirada adhesión y enconado desprecio. ¿A Cristina se la quiere y se la odia por ig ...ual, como sucedió con Evita, porque es mujer y la política es un ámbito machista? ¿Por qué la rechaza gran parte de la clase media argentina? ¿Razones ideológicas de peso o una simple falta de feeling?

Sylvina Walger, socióloga y reconocida periodista de vasta trayectoria en los principales medios del país, analiza los años políticos de esta abogada platense cuya figura ha ido mutando desde la combativa y temperamental legisladora Fernández a Cristina, la Presidenta, la mujer contenida e irritable -pero fashion- que, según dicen, cumple las órdenes de su marido. Y Walger la describe con la agudeza y la ironía con que retrató los frivolos 90, los años menemistas en los que campeaban la ostentación y el desparpajo de la "pizza con champán".

Hay olor a libro nuevo :)